lunes, 3 de diciembre de 2012

Qué manera del presidente Enrique Peña Nieto, de parar en seco a dos gobernadores, el de casa, Mariano González y el poblano, Rafael Moreno Valle Rosas, dejando fuera sendos proyectos ferroviarios, el tren que acercaría a Puebla con el Distrito Federal, y el tren ligero entre la Angelópolis y Apizaco.

Y es el inicio del sexenio. Con la tradicional frialdad priísta, corregida y aumentada, que bien puede representarse en la jetatura del nuevo procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.

Mariano, tendrá que liquidar el saldo resultante de la imperdonable derrota electoral ocurrida en julio pasado, cuando Peña Nieto hizo el ridículo aquí en nuestro estado, muy a pesar que en 2010, el tricolor se alzó con el triunfo tras aquella orden dada por el hoy ejecutivo federal a la rebelde y desentendida -hasta ese momento- Beatriz Paredes Rangel, para mover sus influencias y encender veladoras al santo de su devoción, con tal que triunfase el gruñón González Zarur.