El esperado encuentro entre el líder de la Izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador y los periodistas de Televisa en el panel Tercer Grado, sirvió para que el candidato presidencial reafirmara su tesis de la abierta apuesta de la televisora a favor del priísta Enrique Peña Nieto, y también para llevarlos a reiterados episodios de desesperación por no caer en varias trampas para exaltar la intolerancia y mesianismo, con los cuales lo han etiquetado, como una respuesta adelantada a quien representa una seria amenaza para el incalculable negocio propiedad de Emilio Azcárraga Jean.
Quedó sin embargo para la opinión pública la cautela empresarial del consorcio que ya comenzó a ver serias posibilidades de triunfo al tabasqueño.
A final de cuentas acogieron en su espacio estelar al crítico del poderoso grupo de los que mandan en México -así los llama AMLO- al cual pertenece Televisa, pero también asomó la posibilidad de un incipiente diálogo entre ambos pues, ni López Obrador abordó el tema de la escandalosa riqueza de Azcárraga evidenciada por Proceso en el reportaje del yate TV, cuyo valor supera los 180 millones de dólares, como tampoco se refirió a #Yo Soy 132.
Leopoldo Gómez, titular del espacio, procuró a cambio, tranquilizar a una agresiva Adela Micha, a quien el Peje llegó a decirle: "¡serénate!", ante los dos o tres episodios de ira.
A quien dejaron suelta la correa es a Ciro Gómez Leyva, cuyo calderonismo y odio personal en contra del abanderado del Movimiento Progresista, se hizo notorio tanto en el reclamo a priori de una eventual persecución contra Felipe Calderón, por las "sesenta mil muertes" (así lo manifestó, dibujando comillas con sus manos), como anteponiendo las encuestas de Gea-Isa, publicadas a diario por Milenio, con la continua ventaja para Peña Nieto y, desde luego haciendo añicos a las encuestas que según López Obrador lo tienen ya tres puntos arriba del priísta.
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